Terminó este lunes la 4ta edición del Curso de Esquí de Travesía organizado por la Capitanía de Andinismo
Con sede en nuestros dos refugios del sur, la Sede Catedral y la Cabaña Arbolito, y luego en el Refugio Dormilón del CAVLA, el curso estuvo signado por unas condiciones magníficas de sol y nieve.
El grupo integrado por los millenials y los +35 (que en realidad eran +45) se consolidó como un grupo muy homogéneo no solo de nivel de esquí sino también a nivel amistad, intereses y desafíos venideros. La rivalidad -ya clásica- entre Náutica y Andinismo estuvo representada en cada situación con carcajadas y muy buena actitud de todos los participantes. Las explicaciones sobre detección de placas, morfología de la nieve, identificación de relieves riesgosos y simulacros de búsqueda con ARVA en avalanchas se dieron en un clima distendido y ameno sin perder la seriedad que requerían y el respeto a los intructores Iván Bonacalza y Gerónimo Pérez Villa, que fueron un lujo en todo momento.
Cerramos la actividad con un asado en nuestra querida cabaña, prometiendo volver con más entusiasmo y promesas de nieve y pendientes imposibles.
Los socios que participaron fueron:
Francisco Castex
Nicolas Servente
Mariano Girod
Andrés Betemps
Sebastian Maria Paz
Facundo Beltrán
Ezequiel Jeremias Elias
Franco Gentile (invitado de Elias)
Ramon iturriaga
Compartimos la crónica de Nicolas Servente.
Esta temporada de invierno estuvo particularmente marcada por el clima nublado y con precipitaciones en el sur, Bariloche. Si bien no fue lo más placentero para la temporada alta del mes de julio, permitió que la temporada de esquí se extienda hasta entrado octubre.
Pero esta reseña no es sobre el clima ni sobre -solamente- esquí. En esta oportunidad les contamos sobre la salida de esquí de travesía en el cerro Dormilón (NQN) organizada por la capitanía de andinismo, que realizamos a fin de septiembre con el coletazo de la temporada de invierno.
Tuvimos nuestro primer punto de encuentro en el refugio de CUBA del cerro catedral, hogar de innumerables experiencias y generador de incansables asombros por su calidez y sus vistas (un merecido agradecimiento agradecimiento a la capitanía de esquí por cuidarlo).
Allí se formó el equipo que estaba compuesto por Eze "Panza" Elías, Ramón Iturralde, Fran Gentile, Marian "Pogo" Girod, Andy Betemps, Fran "Pancho" Castex, Sebas "Tati" Paz, Facu Beltrán, y Nico Servente. Una mezcla particular entre nautas que hablaban de cabos, y andinistas que hablaban de cuerdas. Pero con puntos en común, cómo el barlovento o sotavento para referir a las cara de la montaña que reciben (o no) el viento.
El primer día hicimos una prueba de equipo en el catedral y conocimiento de técnica y equipos. Nos juntamos en el Cubito en la base del cerro con los maestros (guias) de Iván Bonacalza y Gerónimo "Oki" Pérez Villa e hicimos una primera aproximación a la travesía, armamos las mochilas, las viandas, hubo explicación sobre el uso de las pieles en las tablas, y las primeras directivas para el ascenso.
Está jornada fue en el cerro catedral que fue una puesta a punto del equipo, probando las mochilas, las pieles, los equipos de seguridad (Arva y Sonda), se testeo la exigencia física de la salida (bastante exigente), e Iván y Oki nos ilustraron sobre técnicas e historia.
Superado el testeo del primer día, la aventura.
Apenas asomó el sol el sábado, nos fuimos hacia Villa La Angostura, para cruzar en lancha al refugio del Arbolito (que podría llamarse, sobradamente, Refugio el Paraíso).
En el Arbolito, empezó la verdadera travesía. Acomodamos las mochilas, cargamos toda la comida que íbamos a consumir los próximos días, chequeamos equipos de travesía y seguridad, y repartimos el agua y (obviamente) el vino. Las mochilas llegaron a pesar sus 20 kg, aunque el peso es subjetivo en el ascenso, acompañado de los paisajes y de las distracciones del grupo.
Luego de unas 5 hs trepando la montaña, y usando las pieles en los esquíes en el tramo final, llegamos al refugio del Cerro Dormilón (del CAVLA) fundado por José Diem en los años 30.
Ni bien arribamos, empezamos con las tareas básicas (de supervivencia). Un equipo salió a buscar el agua de una vertiente, otros palearon la nieve de alrededor del refugio, otros buscaron leña y estuvieron un rato largo hachando troncos secos cortados a sierra; y algunos acomodaron dentro de la cabaña. Hubo tiempo para que Oki diera un entrenamiento magistral del uso del Arva, con competencia entre equipos y todo.
Al día siguiente nos tocaba poner en práctica todo lo aprendido con los ARVAS puestos, subiendo hasta los dos hongos cumbreros del Cerro Dormilón (cumbres este y oeste) 1730 msnm aprox.
Las conversiones en ángulos de más de 35 grados se complicaban en las partes con más desplome, pero el grupo tenía gran habilidad y excelente entrenamiento físico para sortear las curvas más empinadas con la piel de foca adherida a la cómoda y a veces helada nieve.
Las bajadas realizadas lograban gritos de júbilo haciendo cada uno su propia huella y "rallando" la montaña que estaba sola para nosotros.
Almorzamos en un arroyo idílico en el medio de un valle con vista a una cascada entre tanta nieve.
Un par de subidas más y otras bajadas nos ocuparon casi toda la tarde donde los espíritus se llenaron de emoción y nuestros cuerpos de cansancio.
La tarde nos sorprendió con unos mates y picadas en el Refugio, con algunos baños de nieve a la usanza escandinava para terminar de sacar la transpiración luego de un día agitado. Las charlas se continuaron, algunos hicieron la sesión de Yoga en el piso de arriba del refugio, hasta que se hizo la hora de comer disfrutamos unas pastas con una salsa fuera de serie.
Charlas amenas, absolutamente desconectados donde surgieron temas y debates varios como el correcto uso de a.m. p.m. y el tipo de anzuelo para pescar pacu cosa que nos explicaron Pogo y Raimon con detalles.
Al otro dia, una nevadita nos dió las primeras sonrisas del dia: la idea era preparar todo, limpiar y acomodar para bajar a la Cabaña con un rico asado, pero la "manija del grupo" pudo más y unos pocos contagiaron a todos para volver a subir a la antecumbre y hacer unas lindas bajadas ya con más libertad y gran nivel de esqui.
Las precauciones se tomaron y todos tomamos conciencia de que un golpe o lesión no era posible, habia que bajar sanos y salvos.
Lo hicimos y luego de cerrar el Refugio en perfectas condiciones y agradecer que el CAVLA nos haya hospedado con el agradecimiento de los referentes de Capitania a las autoridades de ese Club, empezamos la bajada por el bosque entre los árboles y renovales de lengas pequeñas teníamos que tener muy buena destreza para esquivarnos entre nosotros y con todos los obstáculos sin perder la huella segura y no tener que volver a subir con pieles de foca!
La diversión no tuvo límites, la bajada estuvo "re flama" como diría el +35 Pancho Castex (jefe de los Nautas)...
Llegamos a la Cabaña a la hora pactada, 12 pm (si puse pm porque es pasado el middleday!jajajaj) y el fuego que cocinaba el vacío y los esperados chorizos estaba ya prendido.
Nos metimos al lago para no discontinuar la tradición de las salidas de andinismo (volver de la montaña y tirarse sin importar la época del año) y nos acicalamos para compartir el rico asado que preparó Omar y Teresa en nuestra querida Cabaña Arbolito.
Cruzamos el Nahuel desde el brazo rincón, no sin pensar cuándo volveríamos a este lugar maravilloso.
A la espera de nuevas travesias, quedamos super agradecidos por los dias compartidos con un grupo excepcional.